Resultados del Fonca 2021

Una guía práctica:

 

Joven artista, felicidades. Por fin ha llegado el día donde tú y yo y miles de personas esperanzadas le daremos eterno refresh a la página del Fonca. La página, por supuesto, no funciona (si no no estarías aquí, leyendo esto). Está sobresaturada y se cae. Quizá tuviste una suerte inaudita y se te empezó a cargar la página, pero casi de inmediato la perdiste. Bienvenido a este rito de paso.

Porque el Fonca, como en un cuento de hadas, quiere que pases por varias pruebas antes de darte la recompensa. Podrían tener una página más robusta, por ejemplo. Podrían subir la información a muchos otros lugares para que la pudiéramos ver desde Facebook o Tuíter o cualquier otro lado. Podrían tener páginas alternas. Podrían subir la información en otros formatos; por ejemplo, como una lista de nombres o como PDF para que cada quien pueda darle CTRL+F y buscarse.

Podrían sacar los resultados en distintas fechas para que no nos abalancemos todos sobre la misma página el mismo día. Podrían, ya que tienen nuestros correos electrónicos, mandarnos un bello aviso que diga "¡felicidades, joven!".

Podrían, para empezar, tener un cartel grande y legible en su página de Internet diciendo "los resultados salen X día". Porque con el Fonca nunca se sabe.

 

Pero lo que tienes que hacer, querido Joven Creador, es cual Luke Skywalker entrar a la cueva de tu psique y descubrir por qué quieres el Fonca.

El Fonca es tener dinero nomás por crear, que es algo rarísimo. Cuando Virginia Woolf dice que toda mujer para escribir necesita un cuarto propio, también añade que tiene que tener un ingreso que no dependa ni de su marido ni de nadie. Ser artista, en el fondo, es un privilegio. Y el gobierno mexicano decidió se inventó lo de las becas para ayudar a equilibrar un poco las circunstancias. Invento que, por cierto, es único. En muchos países se dan premios a los libros ya publicados, o se cobra por entrar a los concursos literarios. En muy pocos alguien te va a dar un premio que incluye la publicación de tu novela, y es todavía más raro que te den un premio para escribir esa novela.

Pero la realidad es que no quieres el Fonca por el dinero (aunque, como bien dice Marilyn al final de Los caballeros las prefieren rubias, el dinero ayuda). Tener el Fonca es, sobre todo, estar en esa lista escrita con tinta dorada donde las palabras resplandecen, la lista que tiene San Pedro en su mano derecha y que te consigna como Un Artista. Es la corona de laureles y el halo de iluminación de santo medieval. Que te den el Fonca es como un triunfo romano, donde toda la ciudad sale a aplaudirte a ti, y sólo a ti, y detrás tuyo van en procesión todos los tesoros que has ganado, y pasas por un arco de mármol blanco que quedará en pie durante milenios para que todos digan, “¡oh, mira! Aquí hubo un Artista”.

 

Pero, querido Joven, sabe que detrás de ese General Triunfante iba también un esclavo. El mismo que sostenía por encima de su cabeza la corona de laureles le decía, en todo momento, “recuerda que morirás”. He aprendido, con la edad y el cinismo, que las becas en este país no dicen nada. No voy a menospreciar el dinero, que muchas veces nos permite crear. Y como ya los vi sacándome de contexto, lo repetiré: el dinero que da la beca del Fonca es importantísimo, y en muchos casos hace la diferencia entre poder ponerse a crear o no.

Pero el Fonca en sí—quedar en la lista—no significa nada. He visto a las mejores mentes de mi generación destruirse por no quedar en la lista del Fonca. Yo también me he sentido destrozada al no quedar: un derrumbe que cala lo más profundo del alma y nos hace dudar de nuestra habilidad y nuestro destino y el sentido de la vida. Así que vengo a recordarte que el Fonca no significa nada.

Hay grandes artistas que nunca tuvieron Fonca. En mi campo, el de la literatura, está el famoso caso de Roberto Bolaño, que nunca tuvo ninguna de esas becas. Y ahora, después de dejar una vida que pasó al margen de los entramados culturales de este país, ha resultado ser el escritor que más resonó con el público.

Triunfar como Artista (o triunfar en lo que sea) tiene mucho que ver con talento, pero también mucho que ver con suerte. No todos los que tienen Fonca llegan a la beca por palancas, pero no está de más que alguien por ahí conozca tu nombre, o que alguien te ayude a armar una buena propuesta. Piensa que no ganó ni perdió tu talento, ni el impacto a futuro que tendrá tu Creación. Ganó o perdió tu habilidad de llenar formatos, de poderle traducir lo que quieres hacer a un montón de gente que tiene que revisar miles y miles de propuestas. Quizá tu proyecto le hubiera interesado más al jurado del año anterior o el siguiente. Quizá revisaron tu expediente justo antes de irse a comer y los agarró de malas.

 

Sobre todo, no creas que el Fonca dice nada de tu obra. Especialmente si te ganas la beca. Porque el Fonca no se da por obra realizada, se da por obra a realizar. He visto también a las mentes más soberbias de mi generación dormirse en sus laureles y creer que la beca es ya el Premio Nóbel. Y a esto hay que recordarles que el Fonca es para realizar un proyecto: el premio (si es que algo se premia) es al potencial y a tu capacidad de cumplir con lo que prometiste.

No eres ni mejor ni peor creador, ni más ni menos joven con la beca del Fonca.

 

Así que si te dieron la beca, querido Joven Creador, ponte a crear. Y si no te la dieron, ponte a crear de todos modos.